viernes, 12 de julio de 2019

Después de más de un mes sin escribir han pasado muchas cosas. Y es que la onda expansiva del "efecto post Berlín" esta vez ha sido devastadora y en el buen sentido, siempre que he viajado a esa ciudad y he vuelto, algo ha cambiado radicalmente en mi vida. 

La primera vez fue con mi novio; la afiliación total de nuestra relación, se esfumaron los resquicios de la edad del pavo que aún me quedaban de la adolescencia y me quité de encima algunas amistades tóxicas con su consiguiente dolor. 
La segunda fue el descubrimiento de mi soledad total e independencia; la ruptura definitiva con la familia de mi padre, mi primera herencia y empecé a estudiar a lo que hoy me dedico al fin. 
Y la tercera vez ha sido sideral, al borde de la depresión y totalmente enfadado con el mundo; conseguí trabajar de lo mío, mi pasión. Proyectos de independencia y nuevo hogar, retomar el carnet de conducir, la aceptación de mi madre en cierto tema y la curación de algunos dolores no físicos. 

Tal vez sean casualidades en el tiempo con sus consecutivos hechos, sea lo que sea y a lo que sea, gracias.